España, también denominado Reino de España, es un país soberano, miembro de la Unión Europea, constituido en un estado social y democrático de derecho y cuya forma de gobierno es la monarquía parlamentaria.

Es un país transcontinental que se encuentra situado tanto al sur de Europa Occidental como al norte de África.
De acuerdo con la Constitución, el castellano es la lengua española oficial del estado y todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
En 2012, era la lengua materna del 82 por ciento de los españoles. Otras lenguas, también españolas, son reconocidas como cooficiales en diversas comunidades autónomas, conforme a los Estatutos de Autonomía.
El producto interior bruto coloca a la economía española en la decimotercera posición mundial.
España es una potencia turística, siendo el tercer país más visitado del mundo, con 68,1 millones de turistas en 2015, y el segundo país del mundo en ingresos económicos provenientes del turismo.
Es, además, el octavo país del mundo con mayor presencia de multinacionales. Tiene un índice de desarrollo humano muy alto, según el informe de 2015, del Programa de la ONU para el Desarrollo.
La primera presencia constatada de homínidos del género Homo se remonta a 1,2 millones de años antes del presente, como atestigua el descubrimiento de una mandíbula de un Homo aún sin clasificar en Atapuerca.

En el siglo III a.C., se produjo la intervención romana en la Península, lo que conllevó a una posterior conquista de lo que, más tarde, se convertiría en Hispania.

En el Medievo, la zona fue conquistada por distintos pueblos germánicos y por los musulmanes, llegando estos a tener presencia durante algo más de siete centurias.

No es hasta el S XV, con la unión dinástica de Castilla y Aragón y la culminación de la Reconquista, junto con la posterior anexión navarra, cuando se puede hablar de la cimentación de España, como era reconocida en el exterior.
Ya en la Edad Moderna, los monarcas españoles dominaron el primer imperio colonial global, que abarcaba territorios en los cinco continentes, dejando un vasto acervo cultural y lingüístico por el globo.

A principios del XIX, tras sucesivas guerras en Hispanoamérica, pierde la mayoría de sus colonias, acrecentándose esta situación con el desastre del 98.

Durante este siglo, se produciría también una guerra contra el invasor francés, una serie de guerras civiles, una efímera república reemplazada nuevamente por una monarquía constitucional y el proceso de modernización del país.

En el primer tercio del siglo XX, se proclamó una república constitucional y se inició una guerra civil, consecuencia de un golpe militar que llevaría al poder al general Franco.

El país estuvo bajo su dictadura hasta su muerte, en 1975, cuando se inició una transición hacia la democracia, cuyo clímax fue la redacción, ratificación en referéndum y promulgación de la vigente carta magna, que propugna como valores superiores del ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Su moneda es el Euro.

I.- El gobierno

España es un Estado social y democrático de derecho que tiene como forma política la monarquía parlamentaria.
La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
Su territorio, con capital en Madrid, está organizado en diecisiete comunidades autónomas y dos ciudades autónomas, formadas estas, a su vez, por cincuenta provincias.

A.- Jefe de Estado

Es el rey. Arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones y asume la más alta representación del estado español en las relaciones internacionales, además de simbolizar la unidad y permanencia de la nación.
En cualquier caso, no tiene iniciativa propia en sus actos políticos, dado que no es responsable de ellos y siempre deben estar refrendados por la autoridad política competente.

B.- Poder Ejecutivo

La política interior y exterior y la administración civil y militar—, así como la potestad reglamentaria, son ejercidos por el gobierno.
El Consejo de Ministros es presidido por el presidente del gobierno, que designa a sus ministros y tiene las funciones propias de un jefe de gobierno en un sistema parlamentario.

Es responsable ante las Cortes Generales.

El Congreso de los Diputados vota la investidura del presidente del gobierno al comienzo de cada legislatura.

El rey, refrendado por el presidente del congreso de los diputados, propone al que debe presentarse a la investidura tras una ronda de consultas con los líderes de los grupos parlamentarios, para posteriormente ser investido en primera votación, que requiere de mayoría absoluta, o en segunda votación, que requiere simple; si no resulta elegido, el rey propone sucesivos presidenciables, y si se mantiene la negativa, dos meses después de la primera votación se disuelven las Cortes y se convocan elecciones.

Hasta ahora siempre ha resultado elegido presidente del gobierno el líder del partido o coalición preelectoral que ha obtenido un mayor número de votos y escaños.

Aunque es posible la formación de un gobierno de coalición, desde 1977 todos los gobiernos han sido formados por un solo partido o coalición preelectoral, incluso aunque solo dispusieran del respaldo parlamentario de una mayoría relativa.

C.- Relaciones Exteriores

España es miembro de la Unión Europea desde el 1 de enero de 1986. Además, forma parte de organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas desde el 14 de diciembre de 1955, la Organización del Tratado del Atlántico Norte desde el 30 de mayo de 1982 y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos; continentales como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, el tratado de la Unión Europea Occidental y de la Agencia Europea de Defensa; y organizaciones que estrechan lazos históricos y culturales del vínculo transatlántico como la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Unión Latina, la Comunidad Iberoamericana de Naciones y la ABINIA.
El Gobierno español contribuye a la financiación de la ONU en un 2,52 por ciento de su presupuesto anual.

D.- Fuerzas Armadas

Las Fuerzas Armadas Españolas son las responsables de la defensa nacional, que según lo establecido en el artículo octavo de la Constitución, tienen por cometido garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.
Estas se han dividido tradicionalmente en tres armas: el Ejército de Tierra, la Armada, y el Ejército del Aire.
En la actualidad, a estas armas se suman la Guardia Real, un cuerpo protocolario segregado, al servicio del rey, que realiza labores fundamentalmente de seguridad y la Unidad Militar de Emergencias, un cuerpo integrante que tiene por misión intervenir de forma rápida en cualquier lugar del territorio nacional en caso de catástrofe u otras necesidades públicas, estando ambas formadas por personal de los tres ejércitos principales.

España es una de las naciones más importantes de la Fuerza de la Unión Europea (EUFOR) y del Eurocuerpo.

II.- Los símbolos patrios

Los símbolos de España1 son la bandera de España, formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura, conforme a lo que establece el artículo 4.1 de la Constitución española de 1978,2 el escudo, regulado por la Ley 33/1981, de 5 de octubre, del Escudo de España y la Marcha Granadera o Marcha Real Española, himno nacional reglamentado por el Real Decreto 1560/1997, de 10 de octubre.
Además, la misma Constitución de 1978, en su artículo 4.2, contempla la posibilidad de que las comunidades autónomas dispongan de sus propias banderas y enseñas, según lo que establezcan sus respectivos Estatutos, como en efecto han hecho.

A.- La Bandera

La Bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla gualda y roja, siendo la central de doble anchura que cada una de las laterales.

Se trata del mismo diseño que fue adoptado como pabellón nacional de España en 1785, bajo el reinado de Carlos III, aunque el modelo del escudo que se reproduce en su interior ha variado varias veces, pero siempre situado en el lateral más cercano al mástil para asegurar su visibilidad en casos de escaso viento.

La necesidad de crear esta nueva enseña se dio ante los continuos ataques de la Armada Inglesa en épocas de guerra, que confundían a los navíos españoles, que portaban un pabellón predominantemente blanco, con barcos enemigos de otras naciones europeas cuyas banderas eran parecidas.
Esta ha sido la bandera nacional del estado español moderno con la excepción del período de la Segunda República, que introdujo modificaciones en la misma.

Además de la versión oficial de la bandera con escudo, la variante civil es completamente lisa.

B.- El Escudo

El escudo de armas representa al Estado de la misma forma que la bandera. Escudo y bandera coincidían originalmente en un estandarte y representaban a un monarca, una dinastía o posesiones como reinos, señoríos, etc.

Durante la Edad Media encontramos en la Península Ibérica escudos de diversos reinos que atestiguan la división política de la península.

A lo largo de los siglos se combinaron de diversas maneras los escudos de armas correspondientes a estos reinos de acuerdo con uniones políticas y divisiones. La heráldica de los más importantes reinos, Aragón, Castilla, León y Navarra, son las más comunes y se mantienen en el escudo actual.

En versiones anteriores del escudo de España se podía encontrar, junto a los citados reinos, otros territorios que constituían posesiones del Imperio español, ya fuera bajo la Corona de Aragón o la de Castilla y cuyo rey era el mismo que el de España; valgan como ejemplos las Dos Siclias o Flandes.
Entre las modificaciones que el escudo de España ha sufrido a lo largo del tiempo cabe destacar la presencia de elementos distintivos como el águila de San Juan, el águila bicéfala, la Corona Real, la Corona imperial, la Corona mural, el collar de la Orden del Toisón de Oro, las Columnas de Hércules, el yugo y el haz de flechas o la Cruz de Borgoña.
El escudo actual del Reino de España tiene como timbre la Corona real, las columnas de Hércules a cada lado, soportando el lema “Plus Ultra” (En latín: Más allá) soportando cada columna la corona imperial del Sacro Imperio Romano Germánico y la corona real.

Los cuarteles, representan los reinos medievales que unidos formaron España.

El entado tiene una la silueta de una granada en referencia al reino nazarí de Granada, el último reducto musulmán de la península incorporado a la Corona Española.

En el centro tiene un escusón con tres flores de lis representando a la Casa de Borbón-Anjou, la actual dinastía reinante en España.

C.- El Himno Nacional

El himno de España es la Marcha Granadera o Marcha Real de España. Esta melodía ha servido de himno nacional ininterrumpidamente desde el s. XVIII; con la excepción del periodo histórico de la II República (1931 a 1936).

Es uno de los himnos nacionales más antiguos de Europa: su primera mención aparece en 1761, en el Libro de la ordenanza de los toques de pifanos y tambores que se tocan nuevamente en la infantería de Manuel de Espinosa de los Monteros. En este documento está escrita su partitura y es titulado Marcha Granadera o Marcha de Granaderos, sin autor conocido.

Carlos III la declaró Marcha de Honor el 3 de septiembre de 1770, fue la costumbre popular lo que lo convirtió de facto en himno nacional, con anterioridad a que lo fuese declarado legalmente. Es durante el reinado de Isabel II cuando se transforma en himno oficial.

Tras el paréntesis republicano en el que el himno de Riego fue el oficial, el general Francisco Franco restableció su oficialidad durante la Guerra Civil, en un Decreto del 27 de febrero de 1937, ratificado en el BOE una vez finalizada la contienda, el 17 de julio de 1942.
Los posteriores cambios políticos no modificaron el himno nacional ni su estatuto legal, efectuándose su regulación más precisa mediante el Real Decreto 1560 a 1997, del 10 de octubre de 1997, año de la adquisición plena de los derechos de autor de la armonización realizada por Bartolomé Pérez Casas, revisada por Francisco Grau, coronel director de la Banda de música de la Guardia Real, quien cedió gratuitamente sus derechos.
Se diferencia de otros himnos nacionales por ser uno de los pocos que carece de letra oficial, si bien en varias épocas poetas y ciudadanos anónimos han compuesto versos para esta marcha.

III.- Geografía

En Europa ocupa la mayor parte de la península ibérica, conocida como España peninsular, y el archipiélago de las islas Baleares, en el mar Mediterráneo occidental; en África se hallan las ciudades de Ceuta, en la península Tingitana y Melilla, en el cabo de Tres Forcas, las islas Canarias, en el océano Atlántico nororiental, las islas Chafarinas y el peñón de Vélez de la Gomera en el mar Mediterráneo, las islas Alhucemas en el golfo de las islas Alhucemas y la isla de Alborán en el mar de Alborán.

El municipio de Llivia, en los Pirineos, constituye un enclave rodeado totalmente por territorio francés. Completa el conjunto de territorios una serie de islas e islotes frente a las propias costas peninsulares.
Tiene una extensión de 505,370 km²,1 siendo el cuarto país más extenso del continente, tras Rusia, Ucrania y Francia.
Con una altitud media de 650 metros sobre el nivel del mar es uno de los países más montañosos de Europa.

Su población es de 46’468,102 habitantes. El territorio peninsular comparte fronteras terrestres con Francia y con Andorra al norte, con Portugal al oeste y con el territorio británico de Gibraltar al sur.

En sus territorios africanos, comparte fronteras terrestres y marítimas con Marruecos. Comparte con Francia la soberanía sobre la isla de los Faisanes en la desembocadura del río Bidasoa y cinco facerías pirenaicas.

A.- Clima

España tiene un clima muy diverso a lo largo de todo su territorio. Predomina el carácter mediterráneo en casi toda su geografía.

Las costas del sur y mediterráneas tienen un clima denominado mediterráneo de costa que también posee el Valle del Guadalquivir: temperaturas suaves, precipitaciones abundantes casi todo el año excepto en verano.
A medida que se adentra en el interior, el clima es más extremo debido a que se trata del clima mediterráneo continental, el cual abarca casi toda la Península, temperaturas bajas en invierno, altas en verano y precipitaciones irregulares.
Por lo general, las comunidades occidentales reciben más precipitaciones que las orientales. Así pues, Galicia y el Cantábrico poseen un clima oceánico, caracterizado por la abundancia de precipitaciones durante todo el año especialmente en invierno, y unas temperaturas frescas.
El clima de montaña se puede observar en altitudes altas, Cordillera Cantábrica, Montes de León, Pirineos, altos puntos de la Cordillera Ibérica, Sistema Central y Cordilleras Béticas, así como en altitudes altas en Canarias, donde se dan temperaturas bajas y precipitaciones generalmente abundantes.
Los climas áridos o semiáridos los encontramos en ciertos puntos peninsulares del este: Almería o el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar, Granada, Murcia, Alicante y Valle del Ebro donde el efecto Foehn es el principal causante de tan bajas precipitaciones.
El carácter subtropical es característico de las Islas Canarias, con unas temperaturas cálidas durante todo el año y pocas precipitaciones.

Sin embargo, este clima también se da en las costas sureñas de la península, donde tienen temperaturas relativamente suaves durante todo el año, aunque las precipitaciones son algo más abundantes que en Canarias.

B.- Sistema Montañoso

El relieve de España se caracteriza por ser bastante elevado, con una altitud media de 660 metros, y montañoso si lo comparamos con el resto de países de Europa, con excepción de Suiza, Austria y los microestados de Andorra y Liechtenstein, cuya altitud promedio es bastante mayor.

En la España peninsular, el relieve se articula en torno a una gran Meseta Central que ocupa la mayor parte del centro de la península ibérica y que tiene una altitud media de 660 metros.

Fuera de la meseta, está la depresión del río Guadalquivir, situada en el suroeste de la península, y la del río Ebro, en el noreste de la misma.

Los principales sistemas montañosos son: Pirineos, sistema Ibérico, cordillera Cantábrica, Montes de León, sistema Central y cordilleras Béticas.

IV.- Cultura

La cultura española tiene sus raíces en las influencias que los diferentes pueblos han dejado tras su paso por la península a lo largo de los siglos.

Además, la historia, el relieve montañoso y los mares que la circundan han contribuido significativamente en la formación de la cultura actual.
Aunque hay un patrimonio cultural común a todos los españoles, la marcada singularidad de sus regiones ha dado lugar a diversas manifestaciones culturales a lo largo de su geografía.

Esas manifestaciones han tenido reflejo en todos los campos: el arte, las tradiciones, la literatura, las lenguas y dialectos, la música, la gastronomía, etc.

A.- Arte

Los diferentes pueblos que pasaron por España a lo largo de la Historia, la situación fronteriza de la Península entre dos continentes con tradiciones culturales diversas, el largo período de influencia política de la monarquía hispánica, y la expansión de la misma en el continente americano, han determinado que el acervo cultural y artístico de España sea uno de los más ricos, variados e influyentes de Occidente.

Destaca la gran riqueza patrimonial que conserva España, tanto en yacimientos arqueológicos, templos, palacios, fortalezas, jardines históricos, conjuntos urbanos monumentales, patrimonio etnográfico o museos, entre los que están varios de los más conocidos y visitados del mundo, como el Museo del Prado o el Museo Reina Sofía,182 como en otra serie de manifestaciones culturales.
España ha sido cuna de grandes autores en prácticamente todas las disciplinas artísticas, siendo singularmente relevante la aportación española al campo de la pintura, con genios de significación universal, como Velázquez, Goya, Pablo Picasso o Salvador Dalí, y de la literatura, que ha dado los nombres imprescindibles de Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Quevedo, Galdós o Lorca, entre otros muchos.

B.- Gastronomía

Es difícil resumir toda la riqueza de la gastronomía española en unas líneas. La geografía, la cultura y el clima han creado una cocina muy variada en recetas y estilos culinarios.

Las distintas civilizaciones que han pasado por la península también han dejado su impronta, que ha llegado hasta nuestros días. Parte de esa influencia se debe a la tradición judía y morisca.
El pescado es parte importante en la dieta de los españoles. La costumbre es adquirirlo fresco. Muchas zonas distantes de la costa también tienen un aprovisionamiento diario, lo que hace posible preparar platos de gran sabor.

La carne, no obstante, suele ser más habitual en el interior. No puede faltar una mención al aceite de oliva, cuya tradición es milenaria en la cocina mediterránea.

C.- Arquitectura

Por arquitectura de España se entiende la existente en lo que actualmente es territorio español y la realizada por arquitectos españoles en el mundo.

Debido a la amplitud temporal y geográfica que tiene la historia de España, la arquitectura española ha tenido multitud de influencias y manifestaciones.
Un auténtico desarrollo vino con la llegada de los romanos, que dejaron atrás algunos de sus monumentos más impresionantes en Hispania.

La llegada de los vándalos, suevos y visigodos supuso una profunda decadencia en las técnicas romanas, pero también el aporte de técnicas constructivas más austeras de vinculación religiosa, al igual como ocurrió en el resto de occidente.

La invasión musulmana en el año 711 supuso un cambio radical en los siguientes ocho siglos y llevó a grandes avances en la cultura, incluyendo la arquitectura.

En los reinos cristianos surgieron gradualmente y desarrollaron estilos propios, inicialmente aislados de las influencias europeas y más tarde integrados en las grandes corrientes arquitectónicas europeas románica y gótica, las cuales llegaron a alcanzar un auge extraordinario, con numerosas muestras religiosas y civiles a lo largo de todo el territorio. Simultáneamente se desarrolló el estilo mudéjar, del siglo XII al XVII, que se caracterizó por una mezcla de corrientes culturales de herencia estructural europea y decoración árabe.
Hacia finales del siglo XV y antes de colonizar América hispana con la arquitectura colonial y barroca, en España se experimentó con la arquitectura renacentista, desarrollada principalmente por arquitectos locales.
El barroco español se caracteriza sobre todo por el exuberante churrigueresco, distinguiéndose de las influencias internacionales posteriores, y dando sus obras más importantes en desarrollo en el Imperio español americano, principalmente misiones, catedrales y arquitectura pública.

El estilo colonial, que se mantuvo durante siglos, aún tiene una gran influencia en México, Centroamérica y los países del Pacífico sudamericano. El neoclasicismo tuvo su cumbre en el trabajo de Juan de Villanueva y sus discípulos.
El siglo XIX tuvo dos facetas: el esfuerzo en ingeniería para alcanzar un nuevo lenguaje y mejoras estructurales con hierro y vidrio como principales materiales, y la corriente académica que primero se enfocó en el historicismo y el eclecticismo y más tarde en los regionalismos.

La entrada del modernismo en las corrientes académicas produjo figuras como Antonio Gaudí en la arquitectura del siglo XX. El Estilo Internacional fue liderado por grupos como el GATEPAC.
España está sufriendo una verdadera revolución técnica dentro de la arquitectura contemporánea y los arquitectos españoles como Rafael Moneo, Santiago Calatrava y Ricardo Bofill se han convertido en referentes internacionales.
Por la relevancia artística de muchas de las estructuras arquitectónicas de España, incluyendo partes enteras de ciudades, han sido designadas Patrimonio de la Humanidad.

El país posee el segundo puesto en número de lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, superado solamente por Italia.

D.- La Música Folclórica

La música folclórica en España es tan variada como lo son sus regiones. Sin embargo, hubo una serie de ritmos extendidos por toda la península que, con el tiempo, o bien variaron haciéndose distintos en cada región o desaparecieron en algunas y quedaron como particulares de las otras, como es el caso de la jota, que mucha gente cree particular de Aragón, siendo una danza que se interpreta en casi toda la península.
En general, las manifestaciones entendidas como música folclórica o de transmisión tradicional tienen orígenes en el período entre 1800 y 1950.

Son contadas las ocasiones en que es posible trazar orígenes barrocos o renacentistas como es el caso de algunas danzas ligadas a rituales religiosos.

Si atribuir inicios medievales a determinados repertorios es ya aventurado, el pretender orígenes griegos, ibéricos, célticos o fenicios denota ignorancia o falta de profesionalidad musicológica.
Entre los tipos más importantes hay que destacar el cante hondo, cante jondo o flamenco, la copla, el cuplé, el fandango, la isa canaria, la jota, la muñeira, los paloteos o balls de bastons, el pasodoble, las pardicas, la rebolada, la sardana, los verdiales y la Danza Prima.

E.- Cine Español

Con el nombre de cine español se conoce a las producciones cinematográficas rodadas por españoles o en España.
A lo largo de su historia el cine de ese país ha logrado ofrecer algunas figuras de primer nivel, entre las que destacan: Luis Buñuel, director cuya producción tuvo una gran influencia en Europa e Iberoamérica y Pedro Almodóvar, pero se deben citar muchos otros nombres como Segundo de Chomón, Florián Rey, Juan Antonio Bardem, Luis García Berlanga, Carlos Saura, Jesús Franco, Antonio Isasi-Isasmendi, Mario Camus, José Luis Garci, o Alejandro Amenábar.
Otras vertientes han obtenido menos repercusión internacional. Sólo el director artístico Gil Parrondo, ganador de dos Óscar de Hollywood, y el director de fotografía Néstor Almendros o los actores Fernando Rey, Francisco Rabal, Fernando Fernán Gómez, Antonio Banderas, Sergi López y Javier Bardem y las actrices Imperio Argentina, Sara Montiel, Ángela Molina, Victoria Abril, Carmen Maura, Maribel Verdú y, sobre todo, Penélope Cruz y Carmen Sevilla han obtenido cierta fama mundial, generalmente por sus trabajos fuera de España.
En la segunda década del siglo XXI el porcentaje de taquilla correspondiente al cine español en España representa entre el 10 y el 20 por ciento, lo que se traduce en una sensación de crisis que parece profundizarse.

F.- Fiestas Religiosas

La religión católica ha sido la predominante en España a lo largo de la Historia. Así pues, es significativo el papel festivo que desempeña en numerosos pueblos y ciudades.

Las festividades religiosas de ámbito público que destacan son aquellas relacionadas con la Pasión de Cristo, con veinte semanas santas declaradas Fiestas de Interés Turístico Internacional, y la Pascua, especialmente Pentecostés y Corpus Christi.

G.- Corrida de Toros

Actualmente, la actividad más conocida de la tauromaquia es la corrida de toros. En consecuencia, con la consideración de cómo se lleve la responsabilidad de la lidia y muerte del toro, si el torero va a pie o a caballo, existen dos tipos de corridas de toros; de toreros a pie y de toreros a caballo de rejones o rejoneadores.
Normalmente, una corrida se desarrolla en tres partes, llamadas tercios, en las cuales el toro es lidiado respectivamente por los picadores, que, montando un caballo protegido por un peto, utilizan una vara con una puya para preparar al toro para el tercio de muleta; los banderilleros, quienes se encargan del auxilio al matador, bregan al toro y adornan al toro colocando pares de banderillas, generalmente son tres pares; y el último tercio, y el más importante, el de muerte, en el que el torero lidia al toro manejando la muleta y el ayudado, espada de madera o de aluminio, que sostiene con la mano derecha.

El torero principalmente empieza a medir la distancia del toro, lo que se llama «terreno», para empezar a cuajar su faena, hasta empezar a meterle la cabeza en cada suerte o engaño; después coloca al burel con los cuartos delanteros parejos, para que se abra y no pinche en hueso; eso es para asegurar la estocada, y, si es correcta, a petición del presidente y el respetable, se cortan los trofeos.
El presidente es quien recompensa la actuación del torero. Al término de la lidia, el presidente enseña un pañuelo de color blanco, si el premio de la faena es para una oreja, y dos pañuelos para dos trofeos. Al principio de ella también puede enseñar un pañuelo verde si el toro no es apto para torear o uno naranja para indultarlo si el toro es de gran calidad.

La opinión del público es posiblemente de más peso para los participantes: ha habido corridas en donde el público saca en hombros al torero sin que el juez haya concedido siquiera la oreja o por el contrario: premios del presidente a pesar del descontento de los asistentes.

V.- Historia

El momento histórico exacto en que se hace referencia a España por primera vez no está claramente definido, existiendo escritos del siglo VI en los que ya aparece la palabra España, como el “Laus Spaniae” de la Historia de los Godos, Vándalos y Suevos de San Isidoro de Sevilla.
En otros países de Europa comenzó a conocerse al conjunto de reinos cristianos de la península como España, en singular, desde tiempos muy tempranos.

El propio término español aparece documentado a finales del siglo XI en el Concilio de Constanza, cuando los reinos de Portugal, Aragón, Castilla y Navarra aparecen formando una sola entidad, la nación española y compartiendo el mismo voto.
El historiador Hernando del Pulgar comenta cómo en 1479, se planteó en el Consejo Real si designar a los Reyes Católicos como Reyes de España; finalmente se acordó no usar dicha titulación.

A partir de Carlos I, todos los reyes son llamados Rey de España, aunque utilizan todos sus títulos, desde Rey de Castilla hasta Señor de Vizcaya y de Molina. Hasta el S. XIX, las monedas españolas solían llevar junto al nombre del Rey la leyenda.
Igualmente, monarcas como Fernando VII de España e Isabel II de España usaron el título de Rey o Reina de las Españas en las menciones constitucionales.

A.- Prehistoria

La presencia de homininos en la península ibérica se remonta al menos a 1,3 o 1,2 millones de años, datación de la mandíbula encontrada en la Sima del elefante, uno de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca.

Corresponde a un Homo aún por determinar, próximo a los más primitivos Homo africanos y al hombre de Dmanisi pero con algunas características derivadas propias.
De esta edad sería también el yacimiento con industria lítica propia del Paleolítico inferior arcaico, Pre-Achelense, de Fuente Nueva 3, en la cuenca de Guadix-Baza, provincia de Granada.
De hace unos 900,000 años son los restos del yacimiento de la Gran Dolina, también en Atapuerca, que definen una especie clave para entender la evolución humana, bautizada como Homo antecessor.

El siguiente hallazgo, datado en unos 430,000 años, es la ingente cantidad de restos de Homo heidelbergensis, especie precursora del Homo neanderthalensis, hallados en la Sima de los huesos de Atapuerca, yacimiento que ha proporcionado, entre una variedad ósea excepcional, numerosos cráneos muy bien conservados.
Son numerosos los yacimientos con industria lítica Achelense de esta época en la península, como los de Torralba y Ambrona (provincia de Soria) o los de las terrazas del Manzanares.
En el Paleolítico medio se sitúa la presencia del hombre de Neanderthal, asociado a la cultura Musteriense, datando en unos 60,000 años sus primeros restos en Gibraltar. En la Cueva de Nerja, Málaga, se han datado en 42,000 años de antigüedad algunos restos orgánicos asociados a unas pinturas de focas que podrían ser la primera obra de arte conocida de la historia de la humanidad.
En el Paleolítico superior se sitúa la llegada a la península del Homo sapiens, el hombre moderno, hace unos 35,000 años, manifestada por los restos de la cultura Gravetiense hallados en Cantabria.56 Cohabitan la península durante varios millares de años con los neandertales, hasta la extinción de las últimas poblaciones de neandertales en el sur hace unos 27,000 años.
Hace unos 16,000 años, la cultura Magdaleniense estaba presente en Asturias, Cantabria y parte del País Vasco, cuya aportación más notable lo representan las pinturas rupestres de las Cuevas de Altamira.
El arte rupestre se desarrolló en dos zonas estilística y cronológicamente bien diferenciadas: el arte franco-cantábrico y el arte levantino.
La revolución neolítica, que la teoría difusionista entiende como una difusión cultural a partir de su inicio en el Creciente Fértil de Oriente Próximo, apoyándose en la difusión simultánea de la cerámica cardial, alcanza la costa mediterránea en torno al 6000 a.C., provocando el abandono del tradicional modo de vida cazador-recolector por un estilo de vida sedentario, enfocado en la agricultura y la ganadería, extendido al resto de la península durante los siguientes dos milenios.

En torno al 5000 a.C. aparece la cultura megalítica en el tercio occidental de la península.
Las culturas que usaron los metales “Edad de los Metales” aparecieron en la península ibérica en torno a los años 3000 a 2500 a.C.

Su distribución geográfica es mayor y se considera que la búsqueda de los metales trajo flujos migratorios importantes, destacando Los Millares en Almería, con una gran fortificación, y en el curso del río Tajo en la zona portuguesa actual.

B.- Edad Antigua

La Edad del Hierro se inicia en la península ibérica con la penetración de población e influencia cultural indoeuropea desde el comienzo del I milenio a.C.; determinando la identidad étnica y lingüística celta de la mayor parte de los pueblos indígenas de las zonas norte, oeste y centro, con alguna excepción: lusitanos y vettones, también indoeuropeos, se califican de “precélticos”, mientras que los vascones se califican de “preindoeuropeos”.

A pesar de la similitud de su forma de vida a la de otros pueblos de la zona norte, su lengua el protoeuskera, se supone similar a las habladas en la zona oriental peninsular; las del grupo de pueblos denominados iberos, de mayor desarrollo económico.

Las fuentes clásicas denominaron celtíberos al grupo de pueblos situados en una posición intermedia.
La costa peninsular meridional y el área tartésica, la más rica en metales y de mayor desarrollo económico y social, fue profundamente influenciada por la colonización fenicia.

La fundación mítica de Gadir se data en el 1104 a.C., aunque no hay base arqueológica para sustentar semejante cronología hasta varios siglos más tarde.

En el siglo VIII a. C. ya hay pruebas de la presencia de un abundante grupo de factorías y colonias fenicias, como Malaka, (Málaga), Sexi (Almuñécar) y Abdera (Adra).
Las colonias griegas se instalaron más al norte, en Akra Leuké (Alicante), Hemeroskopion (Denia), Emporion (Ampurias) y Rhodes (Rosas).

Su contacto con los iberos les hizo dar las primeras referencias escritas de estos pueblos. Las mismas fuentes griegas señalan que los navegantes griegos habían establecido contactos con el reino de Tartessos y con su rey Argantonio, que les habría dado suficiente plata como para construir murallas contra los ataques persas.

Tales contactos no fructificaron, precisamente por el dominio fenicio de esta ruta, y no ha podido constatarse arqueológicamente la presencia griega en la costa mediterránea malacitana, en una colonia que habría llevado el nombre de Mainake.
Los núcleos cristianos orientales tuvieron un desarrollo inicial claramente diferenciado del de los occidentales.

El proceso de feudalización que llevó a la descomposición de la dinastía carolingia, evidente en el siglo IX, fue estableciendo paulatinamente la transmisión hereditaria de los condados y su completa emancipación de la vinculación con los reyes francos.

En todo caso, el vínculo nominal se mantuvo mucho tiempo: hasta el año 988 los condes de Barcelona fueron renovando su contrato de vasallaje.

C.- Edad Media

El siglo XI comenzó con el predominio entre los reinos cristianos del reino de Navarra. Sancho III el Mayor incorporó los condados pirenaicos centrales y el condado leonés de Castilla, estableciendo un protectorado de hecho sobre el propio reino de León.

Los enfrentamientos entre las taifas musulmanas, que recurrían a los cristianos como tropas mercenarias para imponerse unas sobre otras, aumentaron notablemente su poder, que llegó a ser suficiente como para someterlas al pago de parias.
Los territorios de Sancho el Mayor fueron distribuidos entre sus hijos tras su muerte. Fernando obtuvo Castilla. Su matrimonio con la hermana del rey leonés y el apoyo navarro le permitieron imponerse como rey de León tras la muerte de su cuñado en la batalla de Tamarón en 1037.

A la muerte de Fernando se volvió a realizar un reparto territorial que multiplicó el número de territorios que adquirieron el rango regio: reino de León, reino de Galicia, reino de Castilla, así como la ciudad de Zamora.

Sucesivamente se produjeron reunificaciones y divisiones, siempre revertidas, excepto en el caso del condado de Portugal, convertido en reino.

La conquista de Toledo por Alfonso VI permitió la repoblación de la amplia región entre los ríos Duero y Tajo mediante la concesión de fueros y cartas pueblas a concejos con jurisdicción sobre amplias zonas sobre los que ejercían una especie de “señorío colectivo”.
A su muerte sin herederos directos se separaron definitivamente, sin crecimiento hacia el sur, Aragón se vinculó con Cataluña en 1137, por el matrimonio de la reina Petronila con el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona y formaron la Corona de Aragón.
Por su parte, la conformación de la Corona de Castilla como conjunto de reinos, con un único rey y unas únicas Cortes, no se consolidó hasta el siglo XIII.

Los avances cristianos hacia el sur fueron confrontados sucesivamente por dos intervenciones norteafricanas: la de los almorávides, que unificaron bajo una concepción más rigorista del Islam a las taifas, cuyos gobernantes eran acusados de corruptos y contemporizadores con los cristianos.

La Corona de Castilla, con Fernando II,I el Santo, conquistó en los años centrales del siglo XIII la totalidad del valle del Guadalquivir y el reino de Murcia; mientras la Corona de Aragón, tras frustrarse su expansión al norte de los Pirineos, conquistaba los reinos de Valencia y de Mallorca.
A partir de las vísperas sicilianas en 1282, la Corona de Aragón inició una expansión por el Mediterráneo en la que incorporó Cerdeña, Sicilia e incluso, brevemente, los ducados de Atenas y Neopatria. En competencia con Portugal, la Corona de Castilla optó por una expansión atlántica, basada en su control del Estrecho.
En 1402, comenzó la conquista de las islas Canarias, hasta entonces habitadas exclusivamente por los guanches. La ocupación inicial fue llevada a cabo por señores normandos que rendían vasallaje al rey Enrique III de Castilla.
El proceso de conquista no concluyó hasta 1496, culminado por la propia acción de la corona.

El deslindamiento de las zonas de influencia portuguesa y castellana se acordó en el tratado de Alcaçovas en 1479, que reservaba a los portugueses las rutas del Atlántico Sur y por tanto la circunnavegación de África que permitiera una ruta marítima hasta la India.
En Castilla se desató la Primera Guerra Civil Castellana entre 1351 y 1369 entre los partidarios de Pedro I el Cruel y su hermanastro Enrique II de Trastamara.

En Aragón, a la muerte de Martín I el Humano, representantes de los tres Estados de la Corona eligieron como sucesor, en el Compromiso de Caspe en 1412, a Fernando de Antequera, de la castellana Casa de Trastámara.

El debilitamiento de Barcelona y Cataluña benefició a Valencia, que se convirtió en el puerto marítimo que centralizó la expansión comercial de la Corona de Aragón y alcanzó los 75 mil habitantes a mediados de siglo XV, con un auge cultural que permite definirlo como Siglo de Oro Valenciano.

El reino de Aragón, sin salida al mar y centrado en actividades fundamentalmente agropecuarias, limitó su desarrollo económico y social. Los privilegios de ricoshombres y nobleza laica y eclesiástica impidieron el desarrollo de una burguesía pujante, y su peso relativo en el equilibrio entre los Estados de la Corona aragonesa disminuyó.
En 1479, con la subida al trono de Fernando el Católico, segundo hijo y heredero de Juan II, y rey consorte de Castilla por su matrimonio con Isabel la Católica, las tensiones sociales se redujeron, incluida la conflictividad campesina.

El creciente antisemitismo, estimulado por predicadores como San Vicente Ferrer o el Arcediano de Écija, había explotado en la revuelta antijudía de 1391, que al provocar conversiones masivas originó el problema converso: la discriminación de los cristianos nuevos por los cristianos viejos, que llegó incluso a la persecución violenta y suscitó la creación de la Inquisición española en 1478.

D.- Edad Moderna

El matrimonio de Isabel y Fernando en 1469 y la victoria del bando que les apoyaba en la Guerra de Sucesión Castellana, determinaron la unión dinástica de las coronas de Castilla y Aragón.

La unificación territorial peninsular se incrementó con la Guerra de Granada entre 1482 a 1492 y la anexión de Navarra en 1512 y se prosiguió la expansión territorial por el norte de África e Italia.

La política matrimonial de los Reyes Católicos, que casaron a sus hijos con herederos de todas las casas reales de Europa occidental excepto con la francesa provocó una azarosa concentración de reinos en su nieto Carlos de Habsburgo, que junto con la enorme dimensión territorial de la recientemente descubierta América en 1492, convertida en un verdadero imperio colonial, hizo de la Monarquía Hispánica la más poderosa del mundo.
En el mismo annus mirabilis de 1492 se decretó la expulsión de los judíos y apareció la alianza entre los Austrias de Viena y los Austrias de Madrid se mantuvo entre 1559 y 1700.

La hegemonía española se vio incluso incrementada con la unión ibérica con Portugal, mantenida entre 1580 y 1640; y fue capaz de enfrentarse a conflictos abiertos por toda Europa: las guerras de religión de Francia, la revuelta de Flandes entre 1568 a 1648, que terminó con la división del territorio en un norte protestante y un sur católico y el creciente poder turco en el Mediterráneo.
La revolución de los precios del siglo XVI fue provocada por la masiva llegada de plata a Castilla, que monopolizaba el comercio americano, y causó el hundimiento de las actividades productivas locales, mientras se realizaban importaciones de productos manufacturados europeos.

La crisis del siglo XVII afectó especialmente a España, que bajo los llamados Austrias menores entró en una evidente decadencia. Simultáneamente, el arte y la cultura española vivía los momentos más brillantes del Siglo de Oro.

La Guerra de Sucesión Española entre 1700 a 1715 y los tratados de Utrecht y Rastadt determinaron el cambio de dinastía, imponiéndose en el trono la Casa de Borbón, aunque significara la pérdida de los territorios de Flandes e Italia en beneficio de Austria y onerosas concesiones en el comercio americano en beneficio de Inglaterra, que también retuvo Gibraltar y Menorca.

Dentro de España se impuso un modelo político que adaptaba el absolutismo y centralismo francés a las instituciones de la Corona de Castilla, que se impusieron en la Corona de Aragón.

E.- Edad Contemporanea

No empezó muy bien para España. En 1805, en la batalla de Trafalgar, una escuadra hispano-francesa fue derrotada por el Reino Unido, lo que significó el fin de la supremacía española en los mares en favor del Reino Unido, mientras Napoleón Bonaparte, emperador de Francia que había tomado el poder en el país galo en el complejo escenario político planteado tras el triunfo de la Revolución Francesa, aprovechó las disputas entre Carlos IV y su hijo Fernando y ordenó el envío de su poderoso ejército a España en 1808.

Su pretexto era invadir Portugal, para lo que contaba con la complicidad del primer ministro del rey español, Manuel Godoy, a quien había prometido el trono de una de las partes en las que pensaba dividir el país luso.

El emperador francés impuso a su hermano José I en el trono, lo que desató la Guerra de la Independencia Española, que duraría cinco años.

En ese tiempo se elaboró la primera Constitución española, de marcado carácter liberal, en las denominadas Cortes de Cádiz. Fue promulgada el 19 de marzo de 1812, festividad de San José, por lo que popularmente se la conoció como “la Pepa”.

Tras la derrota de las tropas de Napoleón, que culminó en la batalla de Vitoria en 1813, Fernando VII volvió al trono de España.

Durante el reinado de Fernando VII la Monarquía Española experimentó el paso del Antiguo Régimen al Estado Liberal.

Tras su llegada a España, Fernando VII derogó la Constitución de 1812 y persiguió a los liberales constitucionalistas, dando comienzo a un rígido absolutismo.

Mientras tanto, la Guerra de Independencia Hispanoamericana continuó su curso, y a pesar del esfuerzo bélico de los realistas, al concluir el conflicto únicamente las islas de Cuba y Puerto Rico, en América, seguían bajo gobierno español.

Terminada la Década Ominosa y con el apoyo de los políticos liberales a la Pragmática Sanción de 1830, España se organizó nuevamente en monarquía parlamentaria.

De esta forma ambos procesos revolucionarios dieron origen a los nuevos Estados nacionales existentes en la actualidad. El final del reinado de Fernando VII señaló también la extinción del absolutismo en todo el mundo hispánico.
La muerte de Fernando VII en 1833, abrió un nuevo período de fuerte inestabilidad política y económica.

Su hermano Carlos María Isidro, apoyado en los partidarios absolutistas, se rebeló contra la designación de Isabel II, hija de Fernando VII, como heredera y reina constitucional, y contra la derogación del Reglamento de sucesión de 1713, que impedía la sucesión de mujeres en la Corona.
Estalló así la Primera Guerra Carlista. El reinado de Isabel II se caracterizó por la alternancia en el poder de progresistas y moderados, si bien esta alternancia estaba más motivada por los pronunciamientos militares de ambos signos que por una pacífica cesión del poder en función de los resultados electorales.
La Revolución de 1868, denominada “la Gloriosa”, obligó a Isabel II a abandonar España. Se convocaron Cortes Constituyentes que se pronunciaron por el régimen monárquico y, a iniciativa del general Juan Prim, se ofreció la Corona a Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia.

Su reinado fue breve por el cansancio que le provocaron los políticos del momento y el rechazo a su persona de importantes sectores de la sociedad, a lo que se sumó la pérdida de su principal apoyo, el mencionado general Prim, asesinado antes de que Amadeo llegara a pisar en España.

Seguidamente se proclamó la Primera República, que tampoco gozó de larga vida, aunque sí muy agitada: en once meses tuvo cuatro presidentes: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar. Durante este convulso período se produjeron graves tensiones territoriales y enfrentamientos bélicos, como la declaración de independencia del Cantón de Cartagena, máximo exponente del cantonalismo.

Finalizó esta etapa en 1874 con los pronunciamientos de los generales Martínez-Campos y Pavía, que disolvió el Parlamento.
La Restauración borbónica proclamó rey a Alfonso XII, hijo de Isabel II. España experimentó una gran estabilidad política gracias al sistema de gobierno preconizado por el político conservador Antonio Cánovas del Castillo, que se basaba en el turno pacífico de los partidos Conservador y Liberal en el gobierno.

En 1885, murió Alfonso XII y se encargó la regencia a su viuda María Cristina, hasta la mayoría de edad de su hijo Alfonso XIII, nacido tras la muerte de su padre.

La rebelión independentista de Cuba en 1895, indujo a los Estados Unidos a intervenir en la zona. Tras el confuso incidente de la explosión del acorazado USS Maine el 15 de febrero de 1898 en el puerto de La Habana, los Estados Unidos declararon la guerra a España. Derrotada por la nación norteamericana, España perdió sus últimas colonias: Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico.

F.- Siglo XX

Comenzó con una gran crisis económica y la subsiguiente inestabilidad política. Hubo un paréntesis de prosperidad comercial propiciado por la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial, pero la sucesión de crisis gubernamentales, la marcha desfavorable de la Guerra del Rif, que se agudizó como consecuencia de la oposición tribal autóctona al Protectorado español de Marruecos, la agitación social y el descontento de parte del ejército, desembocan en el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera el 13 de septiembre de 1923.

Estableció una dictadura militar que fue aceptada por gran parte de las fuerzas sociales y por el propio rey Alfonso XIII.

Durante la dictadura se suprimieron libertades y derechos, lo que sumado a la difícil coyuntura económica y el crecimiento de los partidos republicanos, hicieron la situación cada vez más insostenible.

En 1930, Primo de Rivera presentó su dimisión al rey y se marchó a París, donde murió al poco tiempo. Le sucedió en la jefatura del Directorio el general Dámaso Berenguer y después, por breve tiempo, el almirante Aznar. Este período fue denominado “dictablanda”.
Decidido a buscar una solución a la situación política y establecer la Constitución, el rey propició la celebración de elecciones municipales del 12 de abril de 1931.

Estas dieron una rotunda victoria a las candidaturas republicano-socialistas en las grandes ciudades y capitales de provincia, si bien el número total de concejales era mayoritariamente monárquico.

Las manifestaciones organizadas exigiendo la instauración de la República llevaron al rey a abandonar el país y a la proclamación de la misma el 14 de abril de ese mismo año.

G.- República

Durante la República se produjo una gran agitación política y social, marcada por una acusada radicalización de izquierdas y derechas. Los líderes moderados fueron boicoteados y cada parte pretendió crear una España a su medida.

Durante los dos primeros años, gobernó una coalición de partidos republicanos y socialistas.

En las elecciones celebradas en 1933, triunfó la derecha y en 1936, la izquierda. Los actos violentos durante este período incluyeron la quema de iglesias, la sublevación monárquica del militar José Sanjurjo, la Revolución de 1934 y numerosos atentados contra líderes políticos rivales.
Por otra parte, es también durante la Segunda República cuando se inician importantes reformas para modernizar el país y se amplían los derechos de los ciudadanos como el reconocimiento del derecho a voto de las mujeres, instaurándose el sufragio universal.
El 17 y 18 de julio de 1936 se sublevaron contra el gobierno de la República las guarniciones militares del África española, golpe de Estado que triunfa solo en parte del país. España quedó dividida en dos zonas: una bajo la autoridad del Gobierno republicano y otra controlada por los sublevados.

La situación desembocó en una guerra civil, en la que el general Francisco Franco fue investido jefe supremo de los sublevados.

El apoyo alemán de Hitler e italiano de Mussolini a los sublevados, más firme que el soporte soviético de Stalin y mexicano de Lázaro Cárdenas a los republicanos, y los continuos enfrentamientos entre las distintas facciones republicanas, entre otras razones, desembocaron en la victoria de los franquistas el 1 de abril de 1939.
La victoria del general Franco supuso la instauración de un régimen dictatorial. El desarrollo de una fuerte represión sobre los vencidos obligó al exilio a miles de españoles y condenó a otros tantos a la muerte o al encarcelamiento. El apoyo de España a las Potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial la condujo a un aislamiento internacional de carácter político y económico.54 55 No obstante, el anticomunismo del régimen español hizo que durante la Guerra Fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética y sus respectivos aliados, el régimen franquista fuera tolerado y finalmente reconocido por las potencias occidentales. A finales de los años 1950 finalizó su aislamiento internacional con la firma de varios acuerdos con los Estados Unidos que permitieron la instalación de bases militares conjuntas hispano-estadounidenses en España.
En 1956, Marruecos, que había sido protectorado español y francés, adquirió su independencia y se puso en marcha un plan de estabilización económica del país.

En 1968, Franco concedió la independencia a la Guinea Española y al año siguiente nombró a Juan Carlos de Borbón, nieto de Alfonso XIII, como su sucesor a título de rey.

A pesar de que el régimen mantuvo una férrea represión contra cualquier oposición política, España experimentó un desarrollo industrial y económico muy importante durante los años 60 y 70.
Francisco Franco murió el 20 de noviembre de 1975 y Juan Carlos fue proclamado rey dos días después con el nombre de Juan Carlos I.

Se abrió entonces un período conocido como transición a la democracia que culminó con el establecimiento de una monarquía parlamentaria en 1978, después de la renuncia a sus derechos dinásticos realizada por Juan de Borbón, padre del rey.

Tras las primeras elecciones democráticas en 15 de junio de 1977, Adolfo Suárez, de la coalición centrista Unión de Centro Democrático (UCD), fue elegido presidente de Gobierno.

Llevó a cabo importantes reformas políticas e inició las negociaciones para la entrada de España en la Comunidad Económica Europea. Dimitió el 29 de enero de 1981.
Durante este periodo la banda terrorista vasca Euskadi Ta Askatasuna (ETA) cometió un gran número de atentados, especialmente contra miembros del ejército y de las fuerzas de seguridad, así como otros de carácter indiscriminado. Durante la sesión de votación de investidura del sucesor de Suárez, Leopoldo Calvo-Sotelo (UCD), el 23 de febrero de 1981, tuvo lugar un intento de golpe de Estado promovido por altos mandos militares. El Palacio de las Cortes fue tomado por el teniente coronel Antonio Tejero, pero la intentona golpista fue abortada el mismo día por la intervención del rey Juan Carlos en defensa del orden constitucional. En 1981 se firmó en Bruselas el protocolo de adhesión de España a la OTAN, dando inicio al proceso de integración en la Alianza que terminó en la primavera de 1982, durante el Gobierno de UCD.
En las elecciones generales de 1982, venció por mayoría absoluta el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) liderado por Felipe González, que fue nombrado presidente del Gobierno y se mantuvo en el poder durante las tres siguientes legislaturas.
El 1 de enero de 1986, España se incorporó a la Comunidad Económica Europea, precursora de la Unión Europea, y ese mismo año se celebró un referéndum en el que se consultó al pueblo sobre la permanencia o no en la OTAN.

El PSOE defendió el sí. En 1992, España apareció de forma llamativa en el escenario internacional, ofreciendo una imagen de un país sólido y moderno, con la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona, la declaración de Madrid como Ciudad Europea de la Cultura y la celebración en Sevilla de la Exposición Universal.
Durante este período se produjo una profunda modernización de la economía y la sociedad españolas, sin embargo, hubo también una situación de elevado desempleo y hacia el final del mismo se produjo un importante estancamiento económico.
En las elecciones generales anticipadas de 1996, venció el Partido Popular (PP) abriendo una nueva etapa política en España.

No obstante, no obtuvo ni una mayoría suficiente y venció al PSOE por menos de 300 mil votos por lo que José María Aznar tuvo que pactar con los partidos nacionalistas para poder ser investido presidente de Gobierno.

Su gobierno tuvo ante sí un reto clave: la mejora de los datos económicos que permitieran a España formar parte de los países miembros de la Unión Europea que comparten la nueva moneda única, el euro, hito conseguido a finales de 1997.

El terrorismo de ETA seguía activo y el 10 de julio de 1997, secuestró al concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco y amenazó con asesinarle si el Gobierno no cumplía sus exigencias.

días después, los etarras acabaron con su vida. Su muerte provocó un multitudinario movimiento de repulsa en el País Vasco y en el resto de España: el Espíritu de Ermua.

H.- Siglo XXI

Empezó con los efectos de los ataques terroristas del 11 de septiembre en los Estados Unidos, que provocaron que España apoyara las intervenciones militares estadounidenses en Afganistán (2001) e Irak (2003). Esta última se realizó sin el apoyo de la ONU y pese a recibir múltiples manifestaciones en contra por parte de la opinión pública española y mundial.
El euro, moneda oficial en la llamada zona del euro desde 1999, entró en circulación el 1 de enero de 2002, reemplazando a la peseta. Este cambio monetario provocó la subida encubierta de los precios.

Entre 1994 y 2007, se produjo una importante expansión de la economía española, basada fundamentalmente en el sector de la construcción, que quedó amenazada por las consecuencias globales de la crisis económica de 2008.
A finales del siglo XX y a lo largo del siglo XXI España recibe una gran cantidad de inmigrantes de países Latinoamericanos como Ecuador, Colombia, Argentina, Bolivia, Perú o República Dominicana, así como de diferentes zonas de África, Asia y Europa. El fuerte crecimiento económico de tipo expansivo que ha presentado el país desde 1993, ha requerido una gran cantidad de mano de obra.
Tres días antes de celebrarse las elecciones generales, el jueves 11 de marzo de 2004, se produjo el mayor ataque terrorista de la Historia de España en la red ferroviaria de cercanías de Madrid, que provocaron la muerte de 192 personas y cerca de 1.500 heridos.

Los ataques fueron revindicados por la organización terrorista islámica Al Qaeda. La consternación social ante los atentados y ante la discutida reacción del Gobierno causó una enorme movilización popular, en la que 11 millones de ciudadanos se manifestaron por las calles de casi todas las ciudades del país.

La agitación popular resultó definitiva en la resolución de las elecciones del día 14 en las que el PSOE obtuvo la victoria con 164 diputados, el PP perdió 35 escaños y se quedó con 148. José Luis Rodríguez Zapatero se convirtió en el quinto presidente del gobierno de la actual etapa democrática.
Las elecciones del 9 de marzo de 2008, dieron la victoria de nuevo al PSOE y renovaron el gobierno de Zapatero.

El poder tuvo que afrontar, a partir de mayo de 2011, una revuelta social y ciudadana de un género nuevo.
El 20 de noviembre tuvieron lugar unas elecciones generales anticipadas, el Partido Popular obtuvo la mayoría absoluta y su líder, Mariano Rajoy accedió a la presidencia del Gobierno.
En 2012, aprobó un severo plan de recortes sociales y el 9 de junio, solicitó a la Unión Europea un rescate de las entidades financieras, tras la quiebra en mayo de Bankia. Al año siguiente, España superó por primera vez los seis millones de desempleados.
El 2 de junio de 2014, el rey Juan Carlos I expresó su intención de abdicar la Corona en favor de su hijo. Felipe VI fue proclamado rey de España ante las Cortes Generales el 19 de junio del mismo año, tras hacerse efectiva la abdicación.
Las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, rompió con el bipartidismo en España.

Después de diez meses sin gobierno, gracias a un acuerdo con Ciudadanos que incluía un “pacto contra la corrupción” y por una profunda crisis interna en el PSOE, Rajoy fue investido presidente en minoría el 29 de octubre.